La campana de Huesca: 27
Capítulo XXVI 27
Pág. 27 de 35
La campana de Huesca
Antonio Cánovas del Castillo
Que Aznar no dejaba de acudir a las citas de amor
Aún la medianoche
no era llegada,
ya subía Hernando
por una escala.
Y entra muy feroz
por la ventana
un arnés vestido
y espada sacada.
-Caballeros malos,
¿qué hacéis aquí?
(Cancionero)
Aznar tomó el camino de la Misleida, colocándose a la parte de oriente de la plaza donde estaba situada. Los gallos de la vecindad cantaron la medianoche; un instante después llegó Fortuñón con algunos almogávares, y luego, unos tras otros, fueron apareciendo los demás.
-¿Fortuñón? -dijo Aznar.
-El mismo -respondió este-. ¿Tienes el pergamino que me dijiste? Porque conmigo traigo una linterna, a cuya luz podré muy bien leerlo.
-Prevenido y receloso eres, por vida mía.
-No en balde pasan años, y se padecen trabajos y se ven reinar reyes.
Aznar sacó de la faltriquera el pergamino que acababa...
Está viendo el 6% del contenido de este artículo.
Solicitud de acceso
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
ACCESO COMPLETO
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
SIN PUBLICIDAD
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
ACTUALIZACIÓN
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales:
Enseñanza
Bibliotecas públicas