La campana de Huesca: 02
Capítulo I 02
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La campana de Huesca
Antonio Cánovas del Castillo
En que se habla, a manera de prólogo, con el lector
El mentir de las estrellas
es muy seguro mentir,
porque ninguno ha de ir
a preguntárselo a ellas.
(Quevedo)
A orillas de la Isuela hallé esta crónica: en una de aquellas huertas de suelo verde, y pobladas de árboles frutales, cuyas bardas y setos se sustentaban en las piedras robadas a los muros de Huesca.
Y en verdad que es triste crónica para hallada en lugar tan apacible. Mas si de él quitamos los ojos y los ponemos en la ciudad, harto se ve que allí debieron de vivir doña Inés y don Ramiro: el rey monje, y la reina ni esposa, ni viuda, ni doncella.
Aún quedan en pie algunas de sus noventa y nueve torres, oscuras unas y fatídicas risueñas otras y esbeltas, con el disfraz de miradores o azoteas cuidadosamente blanqueadas, a lo largo del Coso. La puerta Desircata está allí arrimada a un gótico...
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