La campana de Huesca: 30

Capítulo XXIX 30 Pág. 30 de 35 La campana de Huesca Antonio Cánovas del Castillo El cual sería de gustosa lectura para las mujeres sensibles, si, más ducho en ciertas cosas el que escribe, hubiera acertado a pintarlas mejor Proia et plora tendrement mais ce ne li valut noienent; por son proier et son plorer ne li laissa-il pas entrer. (Fabliau de La Feme en une tor) Basta del almogávar y de su querida, y volvamos atrás con nuestro asunto. Así como así, aunque tan humildes, han llenado ya casi aquellos lo mejor de la historia. ¿No será justo que dejemos algún capítulo para doña Inés, algunas páginas ya para don Ramiro? Pues a fe que bien lo merece la extraña situación en que ambos se encuentran. Ya ha llegado don Ramiro, y, aunque de lejos, se ha cumplido el deseo de verle que tenía doña Inés; ya ha vuelto don Ramiro, y se han realizado los temores y las penas que doña Inés presentía. Vino el trance de la...

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