La de los tristes destinos : 17

La de los tristes destinos Capítulo XVII de Benito Pérez Galdós La marmolería de Camus, donde se instalaron los prófugos, estaba en el arrabal de Sainte Marie, separado de la villa de Olorón por la torrentera de Aspe, que baja del Pirineo metiendo ruido y levantando espumas. El sitio era ameno; dábanle mayor encanto las casas risueñas y ajardinadas, las verdes campiñas próximas y el panorama espléndido de la cordillera, imponente muro entre Francia y España. La serrería de mármoles, cuya restauración industrial emprendió Bidache hijo sin demora, ofrecía campo de actividad al buen Ibero, y este no dejó de ver en ella, desde los primeros instantes, una granjería provechosa para el porvenir. Pero no bien cumplida una semana de vivir Teresa y su amado en aquel apacible refugio, se apareció de nuevo el impetuoso Chaves, que, como serpiente del Paraíso, siguió tentando con promesas de gloria y otros halagos al fogoso Iberito. Y para reforzar su dialéctica,...

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