La de los tristes destinos : 06

La de los tristes destinos Capítulo VI de Benito Pérez Galdós No hay para qué decir que la cena fue abundante y castiza; que a cada plato, de los muchos y substanciosos que desfilaron, doña Lucila sirvió a Santiago raciones de padre y muy señor mío, instándole a no dejar nada; que a todos atendía la señora, y que por sentarse a la mesa la familia menuda, salvo el nene, no cesaba el ir y venir de platos, al compás de la infantil cháchara; dígase también que no había etiquetas, porque los señores no solían gastarlas, ni ellas habrían sido pertinentes con un convidado de tan modesta categoría. Era, pues, una familia que, contraviniendo el régimen constante de la burguesía matritense, daba poco a la vanidad, mucho al vivir interno, obscuro, y al comer nutritivo y abundante. Reunidos los patrimonios de Halconero y Cordero, resultaba una riqueza considerable, con la cual podían permitirse algún lujo de relumbrón; pero tanto don Ángel como Lucila continuaban...

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