La de los tristes destinos : 34

La de los tristes destinos Capítulo XXXIV de Benito Pérez Galdós Avanzada la noche y cerradas las puertas de Palacio, bajaron a las cocinas Muñoz y uno de los delegados en busca de provisiones. Tan sólo hallaron un jamón en dulce, tres botes de melocotón en conserva y dos panes grandes, duros ya como adoquines. Esto no era bastante, y como también había que repartir algo de cenar a los cincuenta y tantos hombres, entre paisanos y alabarderos, que componían la guardia, resolvieron mandar traer de fuera pan y butifarra en abundancia; el vino indispensable subiéronlo de las bien surtidas bodegas de Palacio. Ibero y Chaves, una vez que requisaron sin resultado alguno los pisos segundo y tercero, bajaron a tomar su parte de la cena... Por iniciativa del empleado de la Intendencia se cometió la expoliación más inocente que los guardianes podían permitirse. Del rico depósito de tabacos habanos que en los sótanos había, mandaron subir un par de docenas de cajas, con lo...

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