Dos mujeres: 18

Capítulo XVII 18 Pág. 18 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda -¡Tres meses! ¡Tres meses cumplen hoy que no lo veo! -decía la triste Luisa, apoyando su rubia cabeza sobre sus manos, sentada delante de un veladorcillo en el cual se veían esparcidas varias cartas de Carlos-. ¡Y no habla de volver! -prosiguió, dejando de repente su primera postura y buscando entre las cartas la última que había recibido-.¡Nada! ¡Nada dice aquí que pueda darme esperanzas! Y volvió a tomar la carta que comentaba a medida que leía: «Querida Luisa: Lo que me dices del estado de nuestra respetable madre me causa el mayor dolor, y siento no poder compartir contigo los cuidados que prodigas a la querida enferma». -¡Lo siente!, ¿y por qué no viene? ¡Dios mío! ¡Valen todas las riquezas de la tierra el dolor de estar tres meses separado de lo que se ama! «Aún no he terminado completamente el negocio que me retiene en Madrid, porque las cuentas del difunto...

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