Dos mujeres: 05

Capítulo IV 05 Pág. 05 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda Dos meses habían corrido desde que Carlos llegó a Sevilla, y don Francisco aún no había dicho ni una sola palabra relativa al enlace de los dos primos. Este silencio molestaba ya a doña Leonor, tanto más cuanto que por ciertas expresiones que se escapaban a su hermano tenían fundadas sospechas que aún no había desistido enteramente de su proyecto de enviar a Carlos a Madrid. Proyecto que, como ya hemos visto, desagradaba altamente a la buena señora, que temía que una ausencia, una larga dilación en el proyectado enlace, acarrease algún contratiempo que pudiera frustrarle: como, a pesar de su vida monástica, no estaba destituida de aquel conocimiento que se adquiere con los años, por poco que se frecuente la sociedad de los hombres, conocía doña Leonor que en la edad de su sobrino si muy bien vivas las impresiones, no son siempre las más profundas, y que no era cosa prudente...

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