Dos mujeres: 27

Capítulo XXVI 27 Pág. 27 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda Luisa se hallaba restablecida de su enfermedad. Don Francisco, encantado con revivir sus antiguas amistades y lleno de ambición y de proyectos respecto a su hijo, había resuelto permanecer en la corte, y un lindo cuarto principal en la calle de Alcalá hospedaba ya al buen caballero, a su hijo y a su nuera. Demostrado tenemos que el señor de Silva no carecía de cierta vanidad, perdonable, sin duda, y no sorprenderemos al lector al decirle que al hallarse nuevamente relacionado en la corte, y en contacto con el círculo aristocrático y político, entrósele súbitamente en el cerebro el pensamiento de proporcionar alguna importancia, según decía, a su único heredero. Con la misma tenacidad con que en otros días se empeñó en mandarle a Madrid, se decidió entonces a obtener para Carlos, a cualquier precio, algún destino honorífico que hiciese resaltar las ventajas de su ilustre...

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