Dos mujeres: 16

Capítulo XV 16 Pág. 16 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda Carlos volvió a su casa ya muy próxima la noche. Estaba serio y tranquilo. Venía de tomar un asiento en la diligencia -muy recientemente establecida en España en aquella época-, que debía salir al amanecer para Sevilla. Dio algunos pasos por su cuarto. Enseguida llamó y dijo a su criado: -Baldomero, ¿mi prima está visible? -No está en casa, señor, ha comido con la señora condesa y ahora mismo acaba de venir y de llevarse su doncella y uno de sus mejores trajes, pues creo se vestirá en casa de la señora condesa para ir juntas a un baile. -Bien, es decir, que no volverá hasta mañana: tanto mejor. Baldomero, un acontecimiento imprevisto me obliga a marcharme al amanecer para Sevilla, y como mi prima se afectaría con esta noticia, conviene que no se sepa nada hasta que vuelva del baile. Ruégote que me arregles esa maleta mientras yo escribo dos cartas de despedida. La una se...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información