La madre Naturaleza: 18

none 18 Pág. 18 de 36 La madre Naturaleza Emilia Pardo Bazán Capítulo XVIII La rectoral de Ulloa, en poder de su actual párroco, era la mansión más apacible y sosegada. El cura vivía con un criado, y no pisaba los aposentos otro pie femenino sino el de las mozuelas que en Pascua florida venían a traer las acostumbradas cestas de huevos, los quesos y los pollos -en cantidad bien escasa, pues el señor abad no exigía, y los labriegos se aprovechaban, contentándole con poco y malo. El criado era uno de esos fámulos eclesiásticos que sólo pueden compararse con los asistentes de militares, porque además de una lealtad canina, son seres universales y andróginos, que reúnen todas las buenas cualidades del varón y de la hembra. El del cura de Ulloa podía servir de modelo. Lo poseía por herencia de otro cura del arciprestazgo, a quien Goros -que así se llamaba el sirviente- había cuidado y asistido hasta el último instante en una enfermedad larga y...

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