La madre Naturaleza: 35

none 35 Pág. 35 de 36 La madre Naturaleza Emilia Pardo Bazán Capítulo XXXV -Queda muy sosegada, y en un estado de ánimo bastante bueno. Mañana, Dios mediante, recibirá al Señor -respondió el cura de Ulloa, fijando los ojos en un nudo de la madera del piso, pues aquella habitación de Gabriel Pardo era la misma, la de su hermana, y tender la vista alrededor una prueba muy fuerte para el espíritu del párroco. -Y... -Todo se lo he expuesto y se lo he manifestado de la mejor manera posible y apoyándolo con cuantas razones me sugirió mi pobre inteligencia. Le he dicho que usted le dispensaba una honra y le daba una prueba de afecto grandísima, elevándola al puesto de esposa suya, después de que... -¡Ay Dios mío! -exclamó Gabriel tristemente-. Si se lo ha presentado usted como un favor, de fijo que se ha resentido su orgullo... y por altivez, por delicadeza, habrá sido capaz de negarse... -No señor, no... -¿Ha dicho que sí?, ¿ha dicho que...

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