El tesoro de Gastón: 05

Capítulo V 05 Pág. 05 de 15 El tesoro de Gastón Emilia Pardo Bazán Landrey De tres maneras tuvieron que viajar Gastón y su leal servidora antes de sentar el pie en el castillo: al dejar el tren, tomaron la diligencia que por una carretera provincial descuidada conduce a la Puebla de Beirana, y antes de llegar a la Puebla alquilaron dos peludos y trasijados rocines con su espolique y bagajero, para el trozo sin camino practicable que conduce a «las torres». Al pronto, en aquella hora del crepúsculo, Gastón no distinguió, de su casa solar, sino una masa informe, un hacinamiento de construcciones pintorescas destacándose sobre el fondo de un celaje verde claro, más bien que azul, realzado al poniente por una franja de oro pálido, blanco casi. Armado de una vara de mimbre cortada en un seto, Gastón arreaba a su fementida cabalgadura, cuyos cascos golpeaban duramente la calzada de piedras, desasentada ya e invadida por las hierbas, que conducía a la alta...

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