... y ven& 237;a «cuarteando» en eses y zig-zags con una destreza digna de atenci& 243;n.Natalia lo reconoci& 243; al momento, y alargando el brazo lanz& 243; una voz:-¡Esteban Todo lo adivin& 243 ...
... . Y este sosiego aparente llegaba hasta all& 237;, embargando m& 225;s el esp& 237;ritu.Natalia se inclin& 243; de improviso murmurando suave al o& 237;do:-¡El catalejo -S& 237; -dijo la se& 241 ...
... hab& 237;a cerrado los ojos y respiraba con gran fatiga. Ard& 237;an sus sienes.P& 250;sose de nuevo Natalia de pie, alz& 225;ndose p& 225;lida y r& 237;gida como una muerta.Cogi& 243; con mano ...
... colocaci& 243;n de aqu& 233;l, invirtiendo en la diligencia m& 225;s tiempo que el necesario, Natalia levant& 243; la vista distra& 237;da, la mir& 243;, y notando en ella marcados barruntos de hablar ...
... arrug& 243; el ce& 241;o.Su esposa pareci& 243; conmovida, balbuceando estas palabras:-¡Ha dejado solo a mi Luis Natalia la acarici& 243; y d& 237;jole confiada y risue& 241;a:-¡Oh, & 233;l volver ...
... esa seca y grave cortesía castellana, que rebosa dignidad. -Lo único que no permito es que me llamen Natalia. Catalina me pusieron en la pila. Llámenme Lina, ¿eh? ¿Convenido? -Corriente... ¡Lina ...
... voluntarioso?Como en otra ocasi& 243;n an& 225;loga, & 233;l repitiese el ep& 237;teto, Natalia d& 237;jole:-¡Ay, no & 201;l es noble y bueno... como su padre.Y se hab& 237;a inclinado llorando ...
... esa seca y grave cortesía castellana, que rebosa dignidad. -Lo único que no permito es que me llamen Natalia. Catalina me pusieron en la pila. Llámenme Lina, ¿eh? ¿Convenido? -Corriente... ¡Lina ...
... est& 225; la m& 237;a dentro.En ese momento abriose la puerta que daba al aposento en encontraban la se& 241;ora y Natalia, apareci& 233;ndose & 233;stas en el umbral.Sin duda lo hab& 237;an o& 237;do ...
... caso de que Lvov no terminara a tiempo sus quehaceres, mandaría el coche y Levin acompañaría a Natalia Alejandrovna a su casa.–Levin quiere halagarme –dijo Lvov–. Me asegura que nuestros niños ...
... en que viv& 237;an.-Bajemos -dijo la se& 241;ora-. El goce queda para la tarde.-¡No -murmur& 243; Natalia con cierta entonaci& 243;n grave;- para el sol de ma& 241;ana. ¡Ver& 225; V. ...La madre ...
... , interrogador, y se dirigió a la puerta.¡Una palabra, una palabra nada más, por Dios dijo Anatolio.Natalia se turbó. Le era preciso escuchar aquella palabra que le explicaría lo que había pasado ...
... hecho de hab& 233;rsele dado la ciudad por c& 225;rcel. Robledo se mantuvo firme.Entonces, Natalia d& 237;jole que no se ir& 237;a sin ella.Esto h& 237;zole vacilar algunas horas.Trat& 243; a su vez ...
... señor conde se ha enamorado de la reina Natalia, más que por su palmito, por los pesares de su existencia ... Natalia, periódicos que hablan de Natalia,...
... del zarismo. En estos primeros años de San Petersburgo conoce el joven abogado a Natalia Krupskaia, que le ayuda en todas sus tareas. Krupskaia, que más adelante sería su esposa y que le acompañaría ...
... en la noche, como el ata& 250;d, por Esteban y el capataz.En tanto sepultaban el cuerpo de Luis Mar& 237;a, Natalia se puso de rodillas al borde del hoyo, siguiendo con la mirada c& 243;mo sub& 237 ...
... tuvo fuerzas para librar una lucha desesperada con el agente de Stalin, dando tiempo a que Natalia y los guardianes entraran en la habitación, le socorrieran y apresaran al asesino. A las pocas horas ...
... Zaandam, norte de Holanda, en 1697. Moscú, Museo de Historia y Reconstrucción.A los dieciséis años Natalia le casó con la insignificante Eudoxia Lopujina, con la que permaneció un mes, le dio un hijo ...
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