Grito de gloria : 23

Grito de gloria : 23 de Eduardo Acevedo Díaz Una noche, Natalia notó que Souza parecía más contento que de costumbre. Estaba comunicativo en exceso, aventuraba ciertas frases de intención y hasta llegó a decir que la guerra debía terminarse de un día para otro, según su creencia. Estas palabras preocuparon a sus oyentes, que eran las damas. Don Carlos jugaba al tresillo en la próxima habitación con don Pascual Camaño, a puerta entornada; de manera que se percibían con claridad sus risas y voces, ya que no el sentido y alcance de sus diálogos. A la afirmación de Souza, repuso la señora: -Si fuese por la paz que esto acabase, al contento de todos, más no podría pedirse. -No aseguraría tanto -dijo aquel con mesura-; pero en un simple hecho de armas sin mayor efusión de sangre, acaso el resultado fuese el mismo. -¡Eso sí que no me parece! -observó Natalia con un acento de...

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