La vuelta al mundo en la Numancia : 29
La vuelta al mundo en la Numancia Capítulo XXIX
de Benito Pérez Galdós
Los felices españoles de clase humilde que visitaban la isla un día y otro, contaban a Binondo las maravillas que habían visto, la frondosidad silvestre de los naranjales y cocoteros, la sencillez y gracia de las mujeres vestidas de un simple camisón, y tan amablemente abiertas de voluntad a los obsequios del hombre; y al oír una y otra vez estas extraordinarias cosas, el malayo se encerraba en grave silencio, que era sin duda la cavidad mental en que guardaba sus profundísimas abstracciones. De aquellas honduras no sacaba su pensamiento más que para mostrarlo al Capellán don José Moirón. Una tarde, cogiéndole solo, le dijo: «Por lo que cuentan estos perdidos, señor don José, los habitantes de Otaiti no conocen la vergüenza ni ninguna ley divina ni humana. El nombre de canacas me dice que estos naturales son los cananeos de que nos habla Nuestro Señor Jesucristo en su Biblia, o dígase...
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