La vuelta al mundo en la Numancia : 05
La vuelta al mundo en la Numancia Capítulo V
de Benito Pérez Galdós
Razón tuvo el Cura don Prisco al poner en sus letanías la piadosa invocación al brazo militar: «¡Soldados, soldados!». Oída fue por Dios y por el Gobierno esta devotísima plegaria. Soldados acudieron de Granada, de Málaga y de Jaén, y reunidos frente a Loja, bajo el mando de un valeroso General, saludaron a los insurrectos con la estimación de rendirse y poner fin al democrático juego. Pronto comprendieron los secuaces de Rafael Pérez que habían perdido su causa, metiéndose en una plaza que más tarde o más temprano había de ser victoriosamente debelada por la tropa. La hueste revolucionaria no debió abandonar nunca la táctica de guerrillas: su fuerza estaba en la movilidad, en la rapidez de las sorpresas y embestidas parciales. Estacionarse en un punto, aun contando con defensas rocosas o con trincheras abiertas sin conocimiento del arte de la castrametación, era ir a muerte segura. Un...
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