La gañanía : 07

Capítulo VII 07 Pág. 07 de 10 La gañanía Joaquín Dicenta -¡Quitate eso de la caeza! ¿No ves que ello es locura? Era el rabadán quien hablaba. Juan quien oía, con los ojos en tierra y la terca voluntad de no ceder arrugándose sobre su frente. Viejo y mozo platicaban bajo las sombras de una encina. Anchas las ramas y reprietas las hojas, eran pabellón de frescura en el medio día de Agosto. Los otros pastores andaban por el monte. Ningún ser humano podía verles ni escucharles; ninguno que llegara, por viandante o por curioso, sorprenderles allí. Los dos mastines, puestos al toldo de unas matas, tenían al viento las orejas. Fue en aquella soledad donde contó el mozo al rabadán su entrevista con Malvarrosa, donde le expuso su decisión inquebrantable de concluir con Baldomero. -¡Pero no ves que ello es locura! -exclamaba el viejo. -¡Pero no ve que es la manera única de tenerla! ¡Y no ve que habiendo manera de tenerla, yo no renuncio a Malvarrosa!...

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