La gañanía : 06

Capítulo VI 06 Pág. 06 de 10 La gañanía Joaquín Dicenta Juan nunca estuvo en la ciudad. Como tonto iba por aquellas vías anchurosas, tropezando a cada minuto, él que no tropezó jamás en los vericuetos de la sierra. Con asombro infantil seguía el ir y venir de la gente, el rodar de los coches, el resbalar de los tranvías, el trepidar de los automóviles, «aquellos carros que se rodaban solos.» En otra ocasión le desvaneciera el espectáculo; horas y horas pasara disfrutándolo. Ahora no. Ahora iba a lo suyo, a la idea fija, marcada con una arruga perpendicular entre sus dos cejas. ¿A quién preguntaría? Tuvo unos minutos de duda. ¡A cualquiera! Después de todo, cualquiera le daría razón. Un mozo que fumaba perezosamente, recostado contra una farola, le inspiró confianza. -Por un casual, buen hombre: ¿sabe ande está casa la Juanuca? -preguntó el montañés. -¿La Juanuca?... -Sí, señor. Soy forastero. Acabo de llegar y me hace falta de...

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