El Niño de Guzmán: 02

Capítulo II 02 Pág. 02 de 13 El Niño de Guzmán Emilia Pardo Bazán Personal El hotel nuevecito, flamante, de los duques de la Sagrada -que representan dentro de la grandeza española la preclara estirpe de los Noroñas y Sahagunes, enlazada con la no menos ínclita de los Cachupines de Laredo, ya linajudos en tiempo de Miguel de Cervantes Saavedra- no se eleva en la misma Concha de San Sebastián, sino pueblo afuera, camino de la residencia regia de Miramar -gozando de aires puros y de grato silencio semicampestre-. «Siempre me encontrarán cerca de la monarquía», suele decir el Duque, aficionado a discretear y a jugar del vocablo, sobre todo cuando no le rendían los años ni le abrumaban los achaques. Tiene el hotel delante su verja negra y oro, cerrando una escalinata; su jardín de canastillas de grass, con las indispensables musas y las eternas coníferas, bien regadas y charoladitas; a la derecha del jardín las cuadras y cocheras, de estilo...

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