El Niño de Guzmán: 09

Capítulo IX 09 Pág. 09 de 13 El Niño de Guzmán Emilia Pardo Bazán Aventurilla En las alamedas del Parque, donde ya la sombra encubría, Pedro se decidió a ofrecer el brazo, ambos brazos; colgáronse de ellos las damas -a quien él tenía por cosa tan diferente. Los sentimientos del alumno de O’Neal en aquel instante eran de naturaleza asaz extraña. La profunda impresión del ingreso en la patria para él desconocida, uniéndose a la crisis sentimental, que sigue en ciertas organizaciones elevadas a las flaquezas y caídas materiales, habían infundido en Pedro esa plenitud de espíritu que generalmente precede al despertar de la pasión. En aquel instante diera él por una aventura -pero aventura poética, teñida de matices amorosos-, el dedo meñique. La calentura de la juventud le abrasaba. Entre el compacto gentío donde no le conocía nadie, complacíase en fantasear, sin figurarse que el sueño pisase a la realidad los talones, que latía por él...

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