El Niño de Guzmán: 08

Capítulo VIII 08 Pág. 08 de 13 El Niño de Guzmán Emilia Pardo Bazán El destino Estos pujos de romanticismo con que venía a España Pedro, le impulsaron a no fijar día de llegada, a no avisar a nadie -ni a aquel primo Carlos Borromeo, con quien sostenía activa correspondencia, y a quien debía comunicación intelectual y cariñosa de que la muerte de O’Neal por algún tiempo le había privado-. Disfrutaba misterioso goce pensando que llegaría a San Sebastián como a país extranjero, y que así, de incógnito, penetraría en el Casino, dejando en la estación su malaventurado equipaje, primer piedra en que había tropezado, primer causa de desilusión. Puede ser que entre la concurrencia se encontrase Borromeo... Rozaría su traje, y no le conocería. Llevábale la casualidad al Casino una de las noches en que se organiza allí el cotillón, después de haberse reunido en la terraza la gente a ver los fuegos artificiales. El cielo estaba estrellado,...

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