Inocentes:III

¿Inocentes o culpables? - Capítulo III de Antonio Argerich El sentimiento maternal absorbió la febril actividad de Dorotea en los primeros meses siguientes a su desembarazo. Sin embargo, sus sueños de orgullo en que veía satisfecha la vanidad que llenaba su cabeza sin ideas, venían de vez en cuando a perturbar sus tranquilos goces maternales. Varias veces había salido dejando el chico al cuidado de la abuela, pero como esta siempre estaba ocupada, no tardó en buscar una muchacha para que lo cargara. Cuando la sirvienta fue tomada Dorotea sintió un gran alivio. El círculo de sus relaciones se había ensanchado y su más vivo deseo era tratarse con las personas decentes del barrio. Casi con todas las de su sexo se saludaba y con varias hablaba, ya al acaso, sobre temas del día, de los enfermos cercanos o de chismes corrientes en la vecindad; bien parándose en las puertas de calle o juntándose mañosamente a un grupo a la salida de la Iglesia. Todo esto la entonaba...

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