El pasaporte amarillo: 08

Capítulo VIII 08 Pág. 08 de 10 El pasaporte amarillo Joaquín Dicenta -Ya estamos solos -dijo Iván, echando el cerrojo a la puerta-. Ahora, antes de tomar otras resoluciones, vuelvo a mi proposición de hace cuatro días. ¿Aceptas? -¡Jamás! -respondió Débora, despegándose de la pared y avanzando hacia el polizonte con firme y resuelta actitud-. ¿No le basta a usted con arrebatarme la felicidad y quiere arrebatarme la honra?... -Déjate de palabrerías. ¿Aceptas? -¡Jamás dije, y jamás repito! -Está bien. En tal caso, disponte a venir donde yo te llevo. -¡Usted!... -Yo. -¿Dónde quiere llevarme? -Donde te reclama tu oficio. -¿Qué?... -A casa de la Korablova. No dirás que te hago honor. En su clase es de las mejores. Allí no han de valerte ni las súplicas ni los ruegos. Tu cédula los hace inútiles. -¿Es posible que llegue usted a infamia tan horrible?... -Tu condición oficial me permite llegar a ella sin compromiso y sin...

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