... , maldecía, se ponía de rodillas, abrazaba a su hija, se arrancaba mechones de pelo, resistía a sus verdugos, besaba sus plantas y exclamaba a cada momento:-¡Hija de mi dolor ¡Hija mía ¡Hija ...
... cabeza, para que haya mártires en estos tiempos, pues suplicios sin fin hallamos en donde quiera, y verdugos muy malos entre nuestros semejantes, y aún en nuestra propia familia. Mi madre fue mártir ...
... ella, ¡oh, noche infausta Asesinato, calumnia, oprobios, cárcel, grillos, cadenas, verdugos, muerte y gemidos... Por no sentir mi último aliento, huya de mí un instante la tristeza; pero apenas ...
... de los Torrijos y Porlieres, m& 225;rtires de la Libertad. Mi madre me ha transmitido sangre de verdugos como Gonz& 225;lez Moreno y Calomarde, sangre de Zurbanos, y aun la de fieros demagogos, ateos ...
... de los pelos, insultaba medio en broma, medio en veras, a sus amigas y amigos llamándolos verdugos, y proponiéndoles que pariesen por ella y que verían. Seguía negando su estado, como si fuese asunto ...
... ecer mohíno, y, asiendo de una hacha encendida que junto a él estaba, dio tras las dueñas, y tras todos su verdugos, diciendo:-¡Afuera, ministros infernales, que no soy yo de bronce, para no sentir ...
... enseñanza. Obra es, pues, de caridad sacar esa barbarie al rollo, para lección de incautos y castigo de verdugos. 1878Esbozos y rasguños de José María de PeredaAl Sr. D. Manuel Marañon -Las visitas ...
... , no mil veces... He luchado contra inmensos obst& 225;culos. A punto de caer en manos de mis verdugos, un milagro me ha salvado, la mano de Dios me ha levantado y me ha puesto aqu& 237;... Es preciso ...
... para su consuelo el que vió en pocos años enterrar uno á uno á tantos de sus enemigos, y verdugos de su familia, arrebatados de en medio de sus venganzas; y demasiado para su dolor, el que no habia ...
... con Judas. Los malos ministros, por lo que han tomado, alojan con el mal ladrón. Los necios están con los verdugos. Y un aguador que dijo que había vendido agua fría, fue llevado con los taberneros ...
... botas, el pantal& 243;n, disponi& 233;ndose a vestirle-. Y pues con tanta generosidad mis verdugos me conceden estas horas, sepa que no renuncio al caf& 233; que me ha ofrecido...-Al momento mandar ...
... Horacio, no confesó nada, y agotó no solamente la fuerza sino también el fanatismo de sus verdugos.No por ello los jueces exoneraron menos a Tyckelaer de toda acusación, ni dejaron de pronunciar ...
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