El alguacil endemoniado

El alguacil endemoniado de Francisco de Quevedo AL CONDE DE LEMOS, PRESIDENTE DE INDIAS. Bien sé que a los ojos de V. Excelencia es más endemoniado el autor que el sujeto; si lo fuere también el discurso habré dado lo que se esperaba de mis pocas letras, que amparadas, como dueño, de V. Excelencia y su grandeza, despreciarán cualquier temor. Ofrézcole este discurso del alguacil endemoniado (aunque fuera mejor y más propriamente, a los diablos mismos): recíbale V. Excelencia con la humanidad que me hace merced, así yo vea en su casa la succesión que tanta nobleza y méritos piden. Esté advertida V. Excelencia que los seis géneros de demonios que cuentan los supersticiosos y los hechiceros (los cuales por esta orden divide Pselo en el capítulo once del libro de los demonios) son los mismos que las órdenes en que se destribuyen los alguaciles malos. Los primeros llaman leliurios, que quiere decir ígneos; los segundos aéreos; los terceros terrenos; los cuartos...

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