Zumalacárregui : 33

Zumalacárregui : 33 de Benito Pérez Galdós Salió de la triste estancia el capellán con tan grande angustia en el alma, que no se fijó en ninguna de las personas que al paso, en la escalera y portal, iba encontrando. Muchos le preguntaban: «¿Cómo está el General?» Y él respondía maquinalmente: «Bien... está muy bien». Por todo el camino hasta su casa, que era la del sacristán, fue diciendo lo mismo: bien... está bien, aunque nadie se lo preguntara; y al llegar al cuarto en que dormía, se arrojó sobre el lecho boca abajo, y estuvo llorando toda la tarde. Por la noche le entró fiebre, temblores convulsivos, y una ansiedad que se expresaba en su mente con la idea o imagen de ver ante sí un grande, negro, insondable abismo que le atraía. Nada dijo a su generoso huésped, ni se quejó de mal alguno. No quería más que estar solo... Por alimento no apetecía...

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