Zaragoza : 4

Zaragoza : 4 de Benito Pérez Galdós En su casa, Montoria se enfadó otra vez con don Roque y conmigo, porque no quisimos admitir el dinero que nos ofrecía para nuestros primeros gastos en la ciudad, y aquí se repitieron los puñetazos en la mesa y la lluvia de porras y otras palabras que no cito; pero al fin llegamos a una transacción honrosa para ambas partes. Y ahora caigo en que me ocupo demasiado de hombre tan singular sin haber anticipado algunas observaciones acerca de su persona. Era D. José un hombre de sesenta años, fuerte, colorado, rebosando salud, bienestar, contento de sí mismo, conformidad con la suerte y conciencia tranquila. Lo que le sobraba en patriarcales virtudes y en costumbres ejemplares y pacíficas (si es que esto puede estar de sobra en algún caso), le faltaba en educación, es decir, en aquella educación atildada y distinguida que entonces empezaban a recibir algunos hijos de familias ricas....

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