XXVIII. Visión romana
AL fin tiene que salir del Hospital de la Cruz Roja y, cuando estaba todo dispuesto para partir hacia Río Janeiro, da un giro geográfico y empieza a preparar las maletas pensando en México por tercera vez. Están a punto de ultimarse los trámites definitivos, cuando le llega el nombramiento de director de la Academia de Bellas Artes en Roma. Para ello, y en lucha con Anasagasti y el escultor Victorio Macho, le habían propuesto en el Patronato del Museo del Arte moderno y en el Consejo de Cultura. Y su candidatura había prosperado. Don Ramón, con su reciente nombramiento bajo el brazo, empieza a despedirse de sus viejos reductos madrileños. En ellos dice que todavía no sabe cuándo emprenderá el viaje. —Como no me adelanten el dinero, me van a tener que enviar en una jaula, en pequeña velociad y a porte debido. Transcurren dos semanas, que sirven para que los mal pensados empiecen a decir que don Ramón no saldrá para Roma jamás. Se pasea a horas del mediodía por los...
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