XXIV. En la línea esperpéntica

POR estos años de la Dictadura, Valle-Inclán no sólo grita y promueve escándalos. También atiende a su labor creadora. En los primeros meses de 1924 publica La Novela Semanal sus originales de La cabeza de Bautista y La Rosa de papel, farsas escénicas saturadas de un aire esperpéntico, con sus tintas emborronadas y su tumultuoso castellano, cortante y afilado como una daga. Como don Ramón está en pleno olor de popularidad, llevan La cabeza de Bautista al teatro del Centro, en donde se estrena este melodrama para marionetas, con la reposición, para redondear el programa, de Cuento de Abril. La noche del estreno se reparten los papeles la Gil Andrés y los actores Alfonso Tudela y Gómez de la Vega. Don Ramón, acaso por única vez en su vida de autor, habría de quedar gratamente impresionado por la interpretación de su farsa. La cabeza de Bautista es una obrita de tersas calidades. Su fuerza dramática y la gradación en el interés se hermanan con la sencillez expositiva...

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