XXIII. La Dictadura

LEGA a España al filo de las Navidades y vuelven a preocuparle su situación económica, su familia de la Puebla y su ilusión por Madrid. El año 1922 significa, para Valle-Inclán, una constante lucha por mejorar su situación. Cuenta en el Ateneo madrileño sus cuitas viajeras. Rompe con la Sociedad General de Librería y, como está terminando un libro, que va a sacar primero en folletón periodístico, piensa en su publicación y busca un editor que se encargue de sus cosas. Al fin llega a un acuerdo con la Editorial Renacimiento. Sigue su incesante vida cafeteril. De uno a otro —La Granja del Henar, el Regina, el Gato Negro— se le escapan todas las horas del día. Por las noches escribe y piensa cómo enderezar definitivamente sus descomposturas económicas. Don Ramón acude frecuentemente al Ateneo, y un día es elegido presidente de la Corporación. Con la llegada del verano empieza Valle-Inclán a sentirse bastante mal de un antiguo padecimiento de vejiga, cosa que...

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