XXI. Dios, Pero No Rey

Introducción

A pesar de su debilidad física, César desplegó una gran energía en la resolución de asuntos de Estado. Sin concederse más reposo que unos cuantos días en Puteolo, en la casa que allí poseía el suegro de Octavio, y una breve pero tumultuosa visita a Cicerón —llegó acompañado por los dos mil hombres que componían su guardia personal—, de carácter «totalmente literario», según su anfitrión, César regresó a Roma.

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