XVII. «Ahora todo está consumado»

NAPOLEÓN estaba completamente decidido a no aceptar las condiciones que querían imponerle y a perderlo todo, incluso el trono, antes que ver a Francia reducida a sus antiguas fronteras. Tras dejar París al mando de su hermano José, al que nombró capitán general, el emperador partió, en la noche del 24 de enero de 1814, hacia el frente del Rin, dispuesto a combatir a los aliados con las nuevas tropas que había conseguido reclutar en esta pequeña tregua. Las instrucciones que dejó eran precisas: en caso de que muriese, su hijo, el pequeño rey de Roma, ascendería inmediatamente al trono de Francia bajo la regencia de la emperatriz María Luisa. En las primeras batallas el triunfo acompañó a Napoleón, que se entregaba al ardor del combate como en sus mejores épocas, mientras en París, Talleyrand, que veía próxima la derrota definitiva de las tropas imperiales, sostenía relaciones muy activas con los aliados para preparar el regreso de los Borbones a Francia. Los...

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