XV. Veni, Vidi, Vici

Introducción

Marco Antonio.

NI sus cincuenta y dos años, ni el esfuerzo agotador de las continuas campañas, ni la tensión de las luchas políticas habían disminuido la energía física, la claridad mental y la voluntad de mando de aquel hombre, calvo ya y con el rostro lleno de arrugas, que desde hacía doce años compartía con sus soldados, días tras día, el riesgo de ser atravesado por una flecha enemiga.

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