XV. La Guerra y el Exilio

Introducción

LA crueldad y sadismo de la Guerra Civil española terminó con las pocas fuerzas que al compositor le quedaban. A pesar de que vivía prácticamente recluido en su carmen, la violencia desatada en toda España y especialmente en Andalucía no podía pasar inadvertida para ningún mortal aunque se hallara escondido en el más recóndito rincón del suelo español. Amigos íntimos del compositor perdieron la vida, las más de las veces gratuitamente en el siniestro: en la madrugada del 19 de agosto el delicado y siempre lleno de ideas sugerentes y originales, el poeta Federico García Lorca era fusilado en un barranco de la carretera de Víznar, junto con algunos de los hombres y mujeres que no hacía mucho tiempo paseaban y charlaban en las tabernas cercanas a la Alhambra. La casa de su hermano Germán fue saqueada en la zona republicana, mientras éste se encontraba en Buenos Aires, los vecinos de don Manuel eran encarcelados y fusilados en no pocas ocasiones; su médico particular corrió la misma suerte, y hasta el mismo compositor tuvo que sufrir interrogatorios acusado de conspirador por ayudar a una mujer madre de familia numerosa que, según las pesquisas del gobierno civil, pertenecía al partido comunista. Al preguntarle en la comisaría por qué había ofrecido ayuda a esta mujer, Falla se limitó a contestar: «Porque estoy bautizado», una respuesta que dicha en aquellas circunstancias da una idea contundente de la firmeza y honestidad con que Falla sostenía sus creencias cristianas.

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