XIII. Los últimos años de Marx

SE ha sostenido que los diez últimos años de Marx fueron una lenta agonía. Nada más inexacto. Lo más que se puede decir es que su enfermedad alteraba su ritmo de trabajo o que en su propia correspondencia aludía a su malestar para justificar la demora o la brevedad excesiva de sus respuestas. Incluso la ruptura con su viejo amigo Kugelmann —médico de profesión— ha sido atribuida, precisamente, a los consejos y a las «dietas autoritarias» que le quería imponer como forma de hacerle superar sus permanentes síntomas de enfermedad. Pero que de hecho alteraban el ritmo y los proyectos de Marx. Resuelto definitivamente a vivir como un londinense, Marx había renunciado a recuperar su nacionalidad alemana. Y si, por un lado, como luego de su viaje a Berlín en 1861, su solicitud para beneficiarse de la amnistía decretada por el Kaiser Guillermo I fracasa, por el otro, su intento de lograr la ciudadanía británica recibe una lacónica respuesta: «This man was not loyal to...

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