XIII. De Amberes a París

Suspenso por unanimidad

Autorretrato (septiembre 1889).

Su paso por esta Escuela fue espectacular. Verlat, el atildado director, estuvo a punto de volverse loco: su alumno Van Gogh trabajaba a una velocidad nunca vista, y el resultado era siempre sorprendente. Pero el ilustre Verlat, pintor académico y anticuado, no podía soportar que su discípulo cambiara a veces los pinceles por los dedos, que manchara de pintura el suelo y su propia ropa… Por su cuenta y riesgo, decidió que su alumno no sabía dibujar y que debía empezar por aprender.

Van Gogh no tuvo más remedio que pasar a la clase de dibujo del también ilustre Eugène Siberdt, donde tuvo que habérselas nuevamente con los odiosos modelos de yeso. Hay que decir que sólo dibujó unos pocos. Prefería dibujar a sus compañeros, los muebles, los trajes… cualquier cosa menos los modelos. Salía luego de la clase abandonando tras de sí tales dibujos, sin concederles la más pequeña importancia. Para él era simples ejercicios. Al principio, Siberdt apreció su buena mano. Pero pronto vinieron las discusiones y el gran enfrentamiento.

Un buen día Siberdt puso a sus alumnos ante una reproducción de la famosa Venus de Milo. Debíam copiarla fielmente. Antes que nadie, Van Gogh terminó su trabajo. Asombroso. Siberdt puso el grito en el cielo: Van Gogh no había copiado. En su dibujo las caderas de la Venus aparecían notablemente agrandadas. Era la Venus de Milo según Vincent Van Gogh. Siberdt no comprendió esta diferencia de matiz y, enfadado, tomó su lápiz y empezó a corregir el dibujo con frenéticos trazos. Van Gogh estuvo a punto de pegarle. Le gritó:

—¡Demonios! ¡No sabe usted lo que es una mujer! Una mujer debe tener caderas grandes y una pelvis capaz de contener un niño!

No volvió a clase. Y no llegó a enterarse de que sus profesores habían decidido suspenderle por unanimidad. Este fue el paso del autor de Los comedores de patatas por la Escuela de Bellas Artes… ¿Hacen falta comentarios? No aprendió nada nuevo ni hizo allí ninguna amistad memorable. Sólo tuvo alguna relación con el pintor inglés Horace Mann Levens, quien le hizo un retrato.


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