EL Emperador salió de Ratisbona y, pasando por Munich, llegó a Innsbruck a principios de Agosto. Desde la capital del Tirol despachó el correo para su hermana María; le anunciaba su regreso a los Países Bajos en el plazo de dos años, y le pedía que, mientras tanto, mantuviese la situación bajo un control estricto. Le encargaba además la construcción de 24 cañones grandes y 16 pequeños, que, unidos a los que ya había ordenado fundir en Augsburgo, nos muestran bien a las claras las pretensiones belicistas de Carlos V a su salida de Alemania.
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