VIII. La Doble Vida del Doctor Kafka

Introducción

Kafka en su época de estudiante universitario.

A las ocho en punto de la mañana, con tremendas ojeras, el doctor Franz Kafka ingresa en su despacho y se desploma resignadamente en la butaca de su escritorio. Es un funcionario más de la Compañía de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia, que ocupa un imponente edificio en la calle Poric. El doctor Kafka está ahora ante un confuso montón de papeles y legajos que parecen haber caído desordenadamente sobre su escritorio desde las cargadas estanterías que cubren las paredes. Se trata de un sórdido despacho. Como si estuviera en su elemento, el doctor Treml, cuyo bien ordenado escritorio está frente al del doctor Kafka, ya está trabajando, severamente concentrado. Es muy temprano, pero, a través de la puerta que da al pasillo, se oye el confuso rumor de los funcionarios que van de un lado a otro. Y pronto empieza a abrirse y cerrarse esa puerta, porque no todos los funcionarios aciertan con la puerta del despacho que buscan. La Compañía es grande. Cuando la puerta se abre, el doctor Kafka levanta la vista un momento. En realidad, no puede concentrarse, a diferencia del doctor Treml… Está cansado, medio dormido, pero finalmente, viéndose obligado por el ejemplo de su colega, el altísimo doctor Kafka, encorvando aún más la espalda, se hunde en el estudio de un complicado asunto judicial. Pronto vendrá su secretario, se sentará a la máquina y se lo quedará mirando hasta que él empiece a dictarle uno de esos informes de todas las mañanas. No le queda otro remedio que tener el asunto preparado. No puede fallar. Por otra parte, domina la materia, y si no fuera por este cansancio que no le abandona...

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