VIII. Humanista, científico y técnico

De negociante a investigador

En 1748, a los cuarenta y dos años de edad, Franklin se retiró de los negocios privados para dedicarse a los «estudios filosóficos y al esparcimiento». El defensor a ultranza de la riqueza nos dice que ya había reunido una fortuna suficiente, aunque moderada, para poder permitirse el descanso el resto de su vida. Pero para Franklin el descanso no significaba el ocio, sino la posibilidad de experimentar en otros aspectos del saber y ampliar sus conocimientos en disciplinas más complejas y menos rentables. Desde la fundación de la Sociedad Filosófica en 1743, se sintió más atraído por los estudios especulativos que por los negocios privados. Sus primeros datos sobre la famosa «chimenea de Pensilvania», de la que hablaremos oportunamente, aparecen en 1744, el mismo año en que conoció al doctor Spencer en Boston y empezó sus investigaciones sobre la electricidad. De este período escribe lo siguiente:

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