VII «Desolación»

El primer libro

De esta manera, el primer libro de Gabriela Mistral, y el que la daría fama universal, fue editado en Nueva York bajo los auspicios del Instituto de las Españas. El título que la autora pone a su colección de poemas, Desolación, suficientemente expresivo para darnos una idea cabal de su sentido elegiaco. Algo que recuerda los torturados poemas de Baudelaire. Como dice Lautaro Silva, «todas las expresiones le parecen débiles, busca el vigor por sobre todas las cosas y se desespera de no hallarlo, retuerce el lenguaje, lo aprieta, lo atormenta, quiere imitar el acento de fuego que oyeron los videntes de Israel y que ha quedado en las letras del Antiguo Testamento. No le importa nada sino eso, la energía, la máxima energía. Tiende la cuerda del arco hasta romperlo y lanza la flecha de acero con la loca esperanza de alcanzar hasta el corazón de la divinidad». Y otro poeta chileno, Angel Cruchaga Santa María, profundizará en el sentimiento desbordante de su compatriota: «Ella extraía de su carne sacrificada por la desgracia, el himno cuyo eco perdura después de más de cuarenta años de elevación, como si desde esa cumbre hubiese oteado el horizonte sin orillas…»

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