VII. Entre la aceptación y el rechazo

Pasteur vuelve sobre sus investigaciones

En esta nueva etapa, sus esfuerzos se orientarán hacia el estudio del dimorfismo. Es decir, hacia la propiedad que tienen ciertos cuerpos de cristalizar de dos maneras distintas. Este estudio se transforma poco a poco en un trabajo más largo, que presenta a la Academia de Ciencias con el título de Investigaciones sobre el dimorfismo. Con el tiempo, este opúsculo será considerado como el punto de partida decisivo para la obtención del ácido tartárico.

La Academia de Ciencias otorga un cálido recibimiento a esta investigación e impulsa a Pasteur para continuarla. En los tartratos expuestos al microscopio, Pasteur alcanza a percibir ciertos detalles que han pasado inadvertidos a otros investigadores: se trata de pequeñísimas facetas que no cortaban sino la mitad de las aristas de los cristales, constituyendo lo que se llama una hemiedría. Al profundizar dicho estudio, logró demostrar que el ácido paratartárico está formado por ácido tartárico derecho, es decir, que desvía la luz polarizada a la derecha, y por ácido tartárico izquierdo, que la desvía hacia la izquierda.

Consecuencia de ello sería que, si se tomaba un peso igual de cada uno de este tipo de cristales y se los disolvía juntos, la solución lograda resultaba indiferente a la luz polarizada, puesto que se neutralizarían entre sí. Como consecuencia de este hallazgo, queda descubierta, nada menos, que la constitución del ácido tartárico.


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