VII. El viaje de Marco Polo por el interior de China

Emisario del emperador

Marco Polo partió de Pekín por la gran carretera sudoccidental que llevaba de esa ciudad a la capital de Yunnan, la actual Kunming. Haciendo jornadas de veinticinco millas diarias, le llevaría unos tres meses y medio llegar hasta allí. En su libro dice que estuvo ausente cuatro meses de Khanbalig, pero hay que contar con los altos frecuentes que se vería obligado a hacer para cumplir su misión. Su forma de viajar era seguramente la de un alto dignatario y contaría con la numerosa comitiva propia de un enviado imperial. Igualmente, tenía que ser recibido con todo honor por los gobernadores de las provincias que visitaba, que además estaban obligados a proporcionarle ayuda y procurar su comodidad. No podían olvidar que se trataba de un personaje que iba a informar directamente de todo al emperador.

Al poco tiempo de salir de Pekín llegó al río Huan Ho, en el cual se encontraba el puente más bello de China: «En este río hay un hermoso puente de piedra de 24 arcos y 24 pilastras de mármol gris, magníficamente entrelazadas. A cada lado del puente hay una columnata de mármol, que corre a lo largo del pretil; cada columna tiene por base un león y está rematada en su cúspide por otro león grande y bien labrado; a un paso y medio de esta columna hay otra semejante, con los leones por base y remate, y de una columna a otra hay un parapeto de mármol gris, para que los hombres no caigan al agua. Y así una tras otra, hasta el cabo del puente, que es de una bella construcción». El puente existe todavía, pero tiene una columna menos que las que dice Marco Polo; no es extraño que equivocara su número después de tanto tiempo. Pero el puente debía tener un aspecto magnífico que le sorprendió y admiró.

Esta región era muy fértil, sobre todo en viñedos: la principal productora de vino del país. La primera ciudad que encontraron era ChoChow, famosa por sus bordados; también habla del excelente alojamiento que encontraron en las posadas. Durante ocho días recorrió este fértil valle, en el que se producía gran cantidad de seda. Estaba densamente poblado, sucediéndose sin interrupción los pueblos, ciudades y castillos. También se fabricaban en esta región las armas y el equipo del ejército imperial.

En la ciudad de Pingyang visitó una especie de museo, donde se guardaban los retratos de antiguos reyes. Según la leyenda, esta fue la residencia de uno de los emperadores de la Edad de Oro, y Marco nos habla también de uno de los reyes que habitaron allí y que fue vencido mediante una estratagema por el legendario Preste Juan. Este es un personaje mencionado con mucha frecuencia a lo largo del Libro. En la Europa medieval se pensaba que existía un estado cristiano más allá del mundo musulmán; primero identificaron al Preste Juan con un khan mongol llamado Tugrul que se había convertido al nestorianismo; cuando Hulagu destruyó el califato de Bagdad, se trasladó la leyenda a un rey etíope. En cualquier caso, esta creencia en un estado cristiano en medio de las tierras de los idólatras, contribuyó a impulsar los grandes descubrimientos.

Miniatura del libro "Los viajes de Marco Polo" ("Il Milione"), publicado originalmente en vida de Marco Polo

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