VII. El Obispo las Casas

Introducción

LUEGO de cumplir su misión en Tlascala, Las Casas regresó a Guatemala, donde le aguardaba una enorme tarea: la pacificación de los belicosos indios de Tuzulutlán, que habían batido en retirada a todas las expediciones que contra ellos se habían mandado. El 2 de mayo de 1537 consigue del gobernador licenciado don Alonso de Maldonado un compromiso escrito, ratificado el 6 de julio de 1539 por el virrey de México, don Antonio de Mendoza, por el cual se establecía que los nativos una vez pacificados no serían entregados en encomienda y estarían bajo la protección de la Corona en calidad de vasallos. El trascendental documento dice: «Yo, el licenciado Alonso Maldonado, gobernador de esta ciudad y provincia de Guatemala, en virtud de los poderes que he recibido de Su Majestad el rey y en nombre suyo, pongo desde ahora a todos los indios que pacificareis y a todas las provincias que ellos ocupan bajo la soberanía directa de Su Majestad, para que le sirvan en calidad de vasallos; y no los daré en encomienda a ninguna persona, y ningún español, ni ahora ni nunca, podrá tenerlos en posesión… Ordeno que durante cinco años y bajo pena de graves sanciones ningún español los hostigue ni penetre en sus tierras, a fin de que no sean inquietados ni atemorizados, y que vuestra predicación y su conversión no sean impedidos… Los dichos cinco años deben ser contados a partir del mes que penetréis efectivamente en las provincias donde se encuentran hoy los rebeldes; y no se contarán a tal efecto los días que paséis en aquellas tierras para establecer contactos y llevar a cabo conversaciones con objeto de apaciguarlos.»

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