Viaje al centro de la Tierra: Capítulo 45

Viaje al centro de la Tierra Capítulo 45 de Julio Verne He aquí la conclusión de un relato que no querrán creer ni aun las personas más acostumbradas a no asustarse de nada. Pero me he puesto en guardia de antemano contra la credulidad de los hombres. Fuimos recibidos por las pescadores de Estrómboli con las consideraciones debidas a unos náufragos. Nos proporcionaron vestidos y víveres: y, después de cuarenta y ocho horas de espera, el 31 de agosto, una embarcación pequeña nos condujo a Mesina, donde algunos días de reposo bastaron para reponer nuestras fuerzas. El viernes, 4 de septiembre, nos embarcamos a bordo del Volturne, uno de los vapores de las mensajerías imperiales de Francia, y, tres días más tarde tocamos tierra en Marsella, sin más preocupación en nuestro espíritu que nuestra maldita brújula. Aquel hecho inexplicable no cesaba de inquietarnos seriamente. El 9 de septiembre, por la noche, llegamos, por fin, a Hamburgo. Imposible describir la...

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