Viaje al centro de la Tierra: Capítulo 28

Viaje al centro de la Tierra Capítulo 28 de Julio Verne Cuando volví a la vida, mi rostro estaba mojado, pero mojado de lágrimas. No sabría decir cuánto duró este estado de insensibilidad, puesto que ya no tenía medio de darme cuenta del tiempo. Jamás soledad alguna fue semejante a la mía: nunca hubo abandono tan completo. Desde el momento de mi caída había perdido gran cantidad de sangre. Sentíame inundado. ¡Ah! ¡Cuánto lamenté no estar ya muerto y tener aún que pasar por este amargo trance! Sin ánimos para reflexionar, rechacé todas las ideas que acudían a mi cerebro. y, vencido por el dolor, rodé hasta la pared opuesta. Sentía ya que me iba a desvanecer nuevamente, y que el aniquilamiento supremo se me apoderaba, cuando llegó hasta mí un violento ruido semejante al retumbar prolongado del trueno: y oí las ondas sonoras perderse poco a poco en las lejanas profundidades del abismo. ¿,De dónde procedía aquel ruido? Sin duda de algún fenómeno que...

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