VI. La Paz, La Guerra y la Gloria

Introducción

LA victoria de Pavía había llegado en un momento en que Carlos pensaba que todas las fuerzas se conjuraban contra él; había sido tan inesperada que su arraigada creencia en la participación de Dios en los asuntos terrenos se vio afianzada: lo de Pavía había sido fruto de la providencia divina. Quizá por esta razón, cuando el momento político exigía decisiones rápidas y tajantes, el Emperador se mostró más vacilante que nunca, esperando quizá que la mano de Dios ordenaría nuevamente el rompecabezas europeo. Sus consejeros, más profanos, se desesperaban ante la indecisión de Carlos V, a quien presentaban memorias, extractos de las interminables reuniones y deliberaciones que el momento exigía.

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