VI. La Boda

Introducción

Fernando el Católico.


LA princesa, en Ocaña, en ciertos momentos lloraba de desesperación, sobre todo cuando veía que hasta los nobles que le eran más adictos intentaban lograr que aceptase el matrimonio portugués. Sus lágrimas eran espontáneas, verdaderas, y hasta femeninas, o sea reveladoras de debilidad. Pero en el alma de Isabel había también otros sentimientos que le permitían sobreponerse. Esperaba que se produjese una coyuntura favorable, por precaria que fuese, para casarse con Fernando.

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