Vergara : 24

Vergara Capítulo XXIV de Benito Pérez Galdós -No soy de Cintruénigo, sino de Ablitas -replicó D. Fernando muy cortés, olvidado del lenguaje baturro que en aquella tierra fingía, y adoptando su natural dicción-, y traigo para las señoras un encargo del señor D. Beltrán de Urdaneta, mi amo. Mudas de asombro, las dos damas hicieron intención de santiguarse, y después cruzaron las manos. Entretanto, Calpena pensaba que era muy conveniente abordar sin circunloquios el asunto, para ganar tiempo, para inspirar confianza. «¡Jesús mío... Beltrán...! ¿Pero es cierto? ¡Acordarse de nosotras Beltrán!» -exclamó la una mirando a la otra. -¡Beltrán, ay!... ¡Si no le hemos visto desde el año 5, cuando...! ¡Qué confusión en mi cabeza! -Sí, mujer: ¿no te acuerdas? En Noviembre del año 5. Estando nosotras en Tudela, fue a comunicarnos, por encargo de padre, la triste noticia de la muerte de nuestro hermano D. Luis en Trafalgar. -¡Oh, Beltrán, Beltrán!......

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