Venganza Moruna: 1

none Pág. 1 de 5 Venganza Moruna Vicente Blasco Ibáñez Casi todos los que ocupaban aquel vagón de tercera conocían a Marieta; una buena moza, vestida de luto, que, con un niño de pecho en el regazo, estaba junto a una ventanilla, rehuyendo las miradas y la conversación de sus vecinas. Las viejas labradoras la miraban, unas con curio sidad y otras con odio, a través de las asas de sus enormes cestas y de los fardos que descansaban sobre sus rodillas, con todas las compras hechas en Valencia. Los hombres, mascullando la tagarnina, lanzábanle ojeadas de ardoroso deseo. En todos los extremos del vagón hablábase de ella, relatando su historia. Era la primera vez que Marieta se atrevía a salir de casa después de la muerte de su marido. Tres meses habían pasado desde entonces. Sin duda, sentía miedo a Teulaí, el hermano menor de su marido, un sujeto que a los veinticinco años era el terror del distrito; amante loco de la escopeta y de la valentía, que,...

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